>
Mi Diario. Reunión del veintinueve de septiembre de 2007. Sábado.
EL LENGUAJE DE LAS CARICIAS.
Entrada al tema.
“La ternura, flor del amor”
Carta a Isabela y Juan Carlos.
“El lenguaje de las caricias.”
Cultivar el amor.
Querida Isabela y Juan Carlos:
Las caricias amorosas nacen del cariño y son la expresión sensible, sensitiva o sensual, de los sentidos, desbordándose el amor.
En principio no van cargadas de sexualidad sino de sensibilidad.
La palabra “sensual” está en nuestras mentes devaluada. En principio es solo una comunicación del exterior, mi no-yo, con mi yo, a través de algunos de mis cinco sentidos, o de mi yo con mi no-yo a través de los mismos.
Pero la hemos cargado de tendencia al sexo o al menos de debilidad o roce con lo bajo y rastrero de lo sentidos cuando están fuera de lo razonable y los límites del bien. Como si rozara lo prohibido o estuviera dentro de él.
El jansenismo traidor con su desprecio al cuerpo y la materia y su exaltación divina del alma y lo espiritual debe tener mucha de esta culpa.
Pero el cariño es la expresión simple, sin doblez, benévola, benéfica y afectuosa del amor. Y se expresa sensitivamente a través de uno o varios sentidos. A veces en la relación de la pareja humana, generalmente pareja heterosexual, va teñido, el cariño, de sexo o sexualidad.
Acaricia una madre a su hijo con un amor tan puro, tan simple, tan limpio y tan hermoso, tan tierno, como expresión de toda su interioridad desbordada desde sus entrañas.
Acaricia un padre a su hijito o hijita, acaricia un abuelo o abuela a sus nietecitos. La caricia es la expresión del cariño en la amistad confiada, en la hermandad vivida, en el compañerismo del que comparte el camino de la vida con ojos limpios.
Pero no siempre está ligada exclusivamente al sentido del tacto y veces se expresa hasta sin él.
Se puede acariciar y expresar el amor con la mirada, con la voz, con el tono afectuoso de la voz. Quién no se ha sentido querido, aún sin ver, por una voz cariñosa, con tono afectuoso y tierno.
Quién no se ha sentido amado por la mirada de unos ojos derretidos y acaramelados.
Quién no se ha sentido abrazado por un gesto de cariño, por una mano tendida, por unos dedos que se alargan en el espacio deseando el contacto antes de llegar a el.
Hasta la postura del cuerpo puede ser lenguaje y señal, envío de una llamada o una puerta abierta al amado.
Una cintura cimbreante, un cuerpo contorsionado en el deseo pueden ser expresiones de la voluptuosidad desbordada o de la llamada al encuentro.
Una mirada puede ser amenazadora, despreciativa, odiosa y odiadora, temerosa y temida, un gesto puede ser el rechazo absoluto, el pasar de nosotros, y hasta una postura puede ser la ruptura de toda comunicación.
Un beso cariñosón para ti, como dicen los argentinos y un fuerte abrazo para ti, José Carlos.
Llamarme y quedamos para vernos un día. Vale.
Carlos.
Reunión de Grupo:
Conclusión:
>
jueves, 14 de junio de 2007
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario