jueves, 24 de enero de 2008

11.- "Con el Señor dentro"

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Mi Diario a dieciséis de abril de 2006. Domingo ya en casa.
Mis conclusiones del Encuentro-Retiro.

Retiro el día 16 Domingo. Salida por la tarde tras la misa.

Escribo en mi casa antes de dormirme He vuelto de Teror transformada y contenta.
Pero estoy muy embarazada. Casi a punto. Tengo al Señor dentro. En mi alma y en mi corazón. Por la comunión, en mi cuerpo. Por el embarazo, en el fruto del Espíritu de un nuevo hijo de Dios por las aguas del bautismo y por su amor de Padre. En el fruto adorable, amable y entrañable del amor de José Carlos. Algo muy profundo de José Carlos entró en mí y fecundo en mí. Y uniéndose a mí, nuestro amor y nuestra unión "se hizo carne y habita ya entre nosotros" desde hace nueve meses. El embrión es vida, el feto es vida, y vida humana. Es un ser maravilloso y con todos los derechos del "nasciturus" que son todos los derechos de una persona humana sin dejar ninguno y empezando por el derecho a la existencia y a la vida.
Quizás y sin quizás el más claro compromiso de nuestro encuentro-retiro de las Dominicas de Teror, ha sido la clarísima llamada de Dios, De Jesús desde El Sagrario
a una entrega más comprometida con los demás. A dar más a nuestros hermanos a fondo perdido, sin buscar nada a cambio, sin remuneración posible humana, y sin ni siquiera cambiárselo y comercializarlo con el cielo. “No me tienes que dar porque te quiera el cielo que me tienes prometido”
Ya en la segunda semana de abril de 2004 a muy poco de nuestra boda, nos casamos en mayo, el ocho, cómo no lo iba a recordar, asistimos al que nosotros llamamos el Segundo Cursillo de El Madroñal”, el nuestro como pupilos es el primero, como ayudantes de Monitores. Nos sentamos cada noche en el mismo grupo, nosotros elegimos el primero en recuerdo del nuestro, y participamos en las reuniones de grupo como una pareja más, aunque el primer día nos presentamos como novios que ya habíamos hecho el Cursillo, por respeto a ellos y a su intimidad. Nos aceptaron con a máxima naturalidad y a los diez segundo ya éramos una pareja como otra cualquiera. Fue muy emocionante para nosotros, dirigir el segundo día de la fe unas palabras a todos los novios tras la puesta en común y antes de la despedida, sobre lo que para nuestra pareja significaba la fe y había significado el cursillo y su compromiso.
Al tercer Cursillo asistimos ya solos, como monitores de un grupo. Sentimos a flor de piel la responsabilidad de que aquellas parejas encontraran de nuevo el amor, en un enamoramiento de Jesús y de su Iglesia.
Carlos llama a estos Cursillos “la segunda oportunidad,” como en la carretera, pues es para muchos la última vez que se van a acercar a la Iglesia y al Señor, de forma voluntaria. Pero que cada vez son menos las parejas, que incluso solo por un sentido atávico de la religión o una costumbre familiar con la que no se atreven a romper, que vienen voluntariamente a pedir el Sacramento.
Sin fe y con una sociedad cada vez más permisiva, “pasan” del sentimiento religioso de sus familias que a su vez cada vez “pasan” más de si lo reciben o no. Ya se “han acostumbrado” y a ellos no les da vergüenza “obligar” a la familia a aceptarlo, el hecho de un día hacer el atillo e irse a vivir tan ricamente con su pareja, a veces casi de ayer.
El tema del sexo y la entrega no tiene importancia porque ha quedado libre y cuando les viene bien y les apetece, sin más condiciones que les produzca placer y les llene sus apetezcas sexuales. No condiciona lo que ya se hace “con normalidad” como quien se bebe un vaso de agua.
Así nos dijo los agentes de Pastoral de cada Diócesis o parroquias deberíamos volcarnos en, con respeto absoluto a su libertad, abrirle de nuevo el camino a una nueva incorporación a la Iglesia viva.
Queda para algunos el bautismo de los hijos, pero aún este tema cada día queda más en la apatía y la despreocupación pues ellos no lo consideran ningún bien para los críos. Es una ceremonia huera y vacía.
Me perdí enormemente contándote cosas que se me agolpan en el corazón y que deseo plasmarlas en tus páginas para no olvidarlas nunca.
Pero vuelvo a lo que te estaba contando. Este tercer Cursillo para nosotros fue un nuevo encuentro con el Señor y una llamada de su voz a preocuparnos de su rebaño tanto de las ovejas del redil como de las ovejas perdidas.
Sin menoscabo de la imagen le pedimos al Señor que al menos nos deje ser su perro pastor para cuidar sus ovejas. Si El dejó siempre abierta la puerta del aprisco, papa no obligar a ninguna de sus ovejas a permanecer en el contra su voluntad o al menos nunca reparó la rotura de la cerca, nosotros le prometíamos guardar el rebaño de los ataque de cualquier lobo, aún con la vida, pero nunca jamás morder a ninguna para obligarlas a permanecer en el. Nadie ha dejado más libre al hombre que el mismo Dios, su creador. Libre lo creó y libre permaneceremos durante toda la existencia aunque usemos la misma libertad que Él nos da para ir contra Él o contra sus hijos, los hombres. El no tiene siempre extendida la mano para que nosotros nos agarremos a ella. Pero hasta que nosotros no hagamos el gesto de agarrarla El no la apretará.
Hemos pues decidido como gran consecuencia de esta entrega total y absoluta a Él, de su llamada fuerte y amorosa, hacernos “pescadores de hombres” y para ello como Jesús vamos a dedicar todos nuestros esfuerzos a un grupo de novios y luego de parejas casadas como han hecho con nosotros. Así intentaremos formar un grupo de hogares cristianos y padres amantes de Jesús y de su Iglesia, que serán a su vez nuevas familias de Cristo y multiplicaremos en vertical en vez de sumar en horizontal.
Así pues vamos a dedicarnos a fondo al pequeño grupo que en el Cursillo logramos por su gracia formar entre tres parejas del grupo del que eran monitores Mónica y Francisco Javier, dos de nuestro grupo y uno del de María y Tomás, pues todos teníamos como gran fruto de ese Cursillo intentar formar un grupo de permanencia y continuidad.
Entre Mónica y Francisco Javier y nosotros seguiremos llevando el grupo y nos reuniremos en El madroñal los sábados en que no tengamos reunión de nuestro grupo de Cursillo. Será un doble trabajo de formación y donación que esperemos que Jesús bendiga con su presencia. “Donde dos o más estéis reunidos en mi nombre allí estaré yo en medio de vosotros”
Cuando nosotros tengamos reuniones por circunstancias en semana seguidas o en temas muy especiales, la Madre de Dios, Navidad, u otros, Carlos nos ha dicho que nos reuniremos los dos grupos juntos, así como los sábados en Misa y otras festividades. Empezaremos a hacer Comunidad y pequeña Iglesia doméstica dentro de la de El Madroñal.
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