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EL “ESTUDIO” CARIÑOSO DEL OTRO.
Mi Diario. Reunión del veinticinco de febrero de 2006. Sábado
La encuesta inquisidora sobre mi/tu amor.
Carlos nos ha dado una encuesta interminable sobre el amor.
Primero hay que hacerla cada uno por separado, solos. Sobre mi amor. Sobre su amor.
Luego, sentados los dos juntos y los dos solos, sin testigos, y con una acumulación preparatoria, casi empacho, de paciencia y humildad, para no saltar cuando el otro levante los faldones de nuestros egoísmos, con cariño, pero sin contemplaciones, examinaremos cada uno la encuesta del otro, para bien y para mal. Será una disección descarnizadora, un bisturí cortante, una espada de doble filo, el suyo y el mío. Pero vendrá empapada y embadurnada en el ungüento del cariño, la compresión y el amor mutuo.
Sed realistas, nos dijo. No os dejéis llevar por la benevolencia, la misericordia, la compasión o la falsa ilusión, creando príncipes azules. Recordar la reunión de “aceptar al otro tal cual es” en la que Mónica nos afirmaba que Francisco Javier ni “es príncipe ni mucho menos azul” y que a veces tiene “mucha guasa aguantarle, por mucho que yo le quiera”. “Y él a mí”, añadió humildemente, cuando Francisco Javier la miró con ojos de risita cariñosa.
José Carlos y yo la hemos ido haciendo cada uno en su casa y ayer domingo en nuestra ya habitual excursión la pusimos en común.
Debo decirte que algunas cosas que dijo me molestaron. Fue demasiado sincero y se dejo llevar por la honestidad más allá quizás que por la justicia. Me conoce hasta las fibras más íntimas de mi ser y el “muy canalla” se lo tenía bien callado. Me desnudó el alma.
Yo al final se lo agradecí con todo mi corazón porque a pesar de todas aquellas cosas que el llamó limitaciones y yo debilidades o caprichos, faltas de personalidad y equilibrio, me quiere sin límites. Son incluso falta de honradez ante Dios y ante los hombres (coram homine et coram Deo, dijo Don Matías cuando se acercó al grupo) y por tanto a veces pecaminosas o pecado, a cada cosa hay que llamarla por su nombre, aunque “pecado” sea una palabra en desuso de predicadores, cristianos y demás usuarios.
¿Pero como me puedes querer, si me ves así?
Y entonces empezó la retahíla de lo que él llama mi “manera de ser”, mi personalidad, “mi Ana,” y casi me pone colorada.
¿De verdad tú me ves tan así y crees que soy tan así?
Si contara lo que me dijo desde la punta del cabello hasta la punta de mis zapatos negros se pondrían coloradas.
Me sentí tan feliz que casi me olvidé de que yo debía también “destrozarle”, “despedazarle” y “destriparle”, no digo con fruición, pero sí con cierto sabor de revancha amorosa. Dejarle al desnudo el alma. Que él sepa completamente como yo le sé.
Bueno ¿y yo? Y volvimos a empezar. No le perdoné nada. Le desmenucé con alevosía y nocturnidad. Y volvieron las limitaciones, con las que acepto y quiero vivir, si son y porque son suyas, y las virtudes que deseo que se encarnen en nuestra pareja para compartirlas y vivirlas juntos ante Dios y ante los hermanos.
Creo que muchas parejas desnudan el cuerpo sin haber nunca desnudado el alma delante del amado. Y sólo el alma transparente a los ojos del otro, crea la unión perfecta.
Sí, otro día te las contaré, curiosón.
Hoy nos vamos a dormir felices de querernos y aceptarnos como somos. Y de desear mejorar con la ayuda del otro y el amor del otro, para que nuestra pareja sea reflejo del amor de Dios. “Nos hizo semejantes a Él” y nosotros queremos ser la Imagen que El Padre tiene de nosotros dos como pareja.
Gracias, José Carlos. Buenas noches, mi amor “casi perfecto”, mi príncipe azul destronado y bajado de la peana de mis ilusionadas ilusiones y de mi soñolientas elucubraciones o de mis ensoñaciones amorosas y puesto en el suelo de las realidades humanas. Fue barro lo que sopló el Espíritu de Dios. Gracias, Señor, porque José Carlos ni es perfecto ni es pluscuamperfecto y así puedo aceptarlo sin complejo ni inferioridades desde mis limitaciones y debilidades y él puede también aceptarme a mí, su “inacabada, perfectible e inconclusa amada”. Besos. Ana.
Preguntas:
1ª.- ¿Nos hemos parado a pensar alguna vez, serena y honestamente, cómo es nuestra pareja, “para bien y para mal”, o sólo vemos sus defectos y agriamente se los echamos en cara cuando estamos enfadados con ella o algo os molesta, injustamente y como revancha sin amor de pareja y sin caridad de hermanos en la fe?
2ª.- ¿Conozco las virtudes de mi pareja tanto o más que sus defectos o “limitaciones”, a veces no imputables, pues son fruto más de su naturaleza y carácter que de su voluntad, ejemplo limitación de la capacidad para ciertas cosas como la memoria, (olvida los recados o lo que tiene que hacer urgente) o las matemáticas, (es un desastre para las cuentas de los gastos de casa y los personales) o las habilidades (no le gustan “los papeles los tiene en desorden, los pierdes, no los lee) etc.?
3ª.- ¿A veces llevado por un falso amor no dialogamos, en serenidad, sus defectos o los míos, y callo lo que sería mejor decir y solucionar en la aceptación de la manera de ser del otro?
4ª.- ¿Exijo que mi pareja cambie para que sea como yo quiero y deseo que sea, no solo en su forma de ser sino también en las cosas de la casa, “dónde tener sus cosas y como tenerlas” , lugar de los muebles, cómo distribuirnos las faenas domésticas, etc. y quiero hacerla “como un guante a mi mano” sin dejar que sea como es o como quieres ser ella y sin dejarle “espacio vital” para vivir a su gusto, gasto y uso de su tiempo, lugar donde tiene sus cosas personales, ropa que usa y cómo viste, etc.?
5ª.- ¿Hemos dialogado sobre los defectos o debilidades del otro, (las limitaciones o los gustos individuales hay que respetarlos y aceptarlas como son y por tanto no son “exigibles” que los cambie sino por un deseo de agradarnos si se lo pedimos sin exigencia y con amor y en el amor,) de los dos, para ver cómo podemos ayudarle a vencerlos y superarlos teniendo harta paciencia para aceptarlos y perdonarlos mientras se den, puesto que sabemos cómo es y así lo aceptamos cuando nos enamoramos?
6ª.- ¿Distinguimos bien entre lo que es inadmisible e intolerable, causa incluso de ruptura y separación, por ser grave, hiriente y humillante, engaños, borracheras, drogas,
juergas con amigos y/o amigas, etc. y lo que son pequeñas llamémoslas deficiencias como algunos prontos, caprichos pequeños, algo de mal genio, desorden en sus cosas, olvidos de cosas pequeñas, pequeños egoísmos como comodidad, falta de ayuda en cosas no esenciales, aficiones excesivas que le hacen olvidar u obviar cosas necesarias o más importantes, etc.?
7ª.- ¿Nos damos cuentas que la convivencia no son solo los momentos “entrañables o apasionados o amorosos” de ilusiones y momentos felices juntos, sino también el soportar “con paciencia las molestias e incomodidades de nuestro prójimo” y de qué con quién es más difícil convivir, y hay que aprender por amor y con amor, es nuestra propia pareja `pues comparte con nosotros todas las horas de día, juntos o separados en el tiempo y lugar pero no en la unión de vidas, los momentos y realidades buenas y malas, felices o tristes y dolorosas, bien hechas o mal hechas, virtudes y pecados, amor y desamor, generosidad y egoísmos?
(Claro que es más fácil convivir con el vecino del quinto con el que tenemos poco más en común que darnos los buenos días o las buenas noches en el ascensor al salir de casa por las mañanas o al volver por las noches.)
Reunión de Grupo:
Hoy si que ha sido Troya. Guerra sin cuartel y proyectiles y balas cruzadas en los aires entre los dos miembros de cada pareja. Nos hemos tenido que parar, tras unas palabras imponiéndose de Mónica “de llamada a la serenidad y cordura”, “nos hemos reunido para legar a la concordia y unión, para ayudarnos unos a otros con sus visiones y aportaciones propias de sus experiencias, no para acribillarnos y despellejarnos entre los dos miemos de cada pareja”, “volvamos a la serenidad y a la seriedad”. Nos callamos avergonzados, nos calmamos, nos miramos unos a otros y nos echamos todos a reír, tras la risa de Isabela, una de las más atacantes, que de sopetón dijo “cómo me he podido dejar llevar, soy tonta, perdóname Juan Carlos, perdonarme todos porque como veis soy una “chiquilla muy caprichosa”, y se echó a reír de su propio ridículo.
Tras la serenidad y ya sin las acusaciones personales superadas de “sí pero tu más en esto y en lo otro”, balas de cañón a veces, Carlos nos resumió:
Os he dejado despellejaros, callado como un muerto, riéndome un poco para mis adentros, porque vosotros solos estabais dando la razón al tema y es que la convivencia y sobre todo en los pequeños detalles que hacen el día a día, el minuto a minuto, es difícil, a veces muy difícil, y hay que ir construyéndola con humildad, sí fijaros en primer lugar con humildad, con muchísima humildad, recordar la “humildad es la verdad”, (qué difícil es aceptar nuestros propios egoísmos y limitaciones,) con paciencia, bienaventurado los pacíficos, creando paz, mucha paz, “bienaventurado los mansos,” y con muchísimo sentido común. Y todo ello nacido del amor mutuo, impulsado por el amor común, vivido en el amor de pareja, aceptado y querido en el amor conyugal, y bendecido y ayudado por la Alianza con Dios en el amor Sacramental, del Sacramento del Matrimonio.
Conclusión:
Conocernos para aceptarnos como somos, diferentes y con peculiaridades propias, aceptarnos en el amor y por amor para enamorados amarnos, amarnos que es ayuda generosa y respetuosa con el otro, para ser mejores “coram Deo y coram homines” ante Dios y ante los hombres, “para ser ante los hombres el reflejo del amor de Cristo a su Iglesia y e Dios a los hombres” y ante los hermanos todos sin distinción de raza o fe, la luz y la sal de la tierra, como el Señor nos pidió que fuéramos por amor a los hermanos, sus hermanos.
Nota Bene: El texto de las encuestas está en: http://diariodeana10.blogspot.com
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