lunes, 3 de diciembre de 2007

20.- "Espero que Dios me envie su ángel en Francisco Javier"

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Mi Diario a tres de agosto de 2006.-

Correo electrónico de Mónica a sus amigos del grupo.

Mis queridos amigos todos:
Mi muy querido Ana, María, Isabela, Magda y Clara.
Mi muy queridos amigos José Carlos, Tomás, Juan Carlos, Pedro y Jorge.

No hace ni diez días que nos vimos en casa de Ana y José Carlos para volver a ver a su hijito, qué niño más hermoso, bonito y bueno, cómo disfruté teniéndole un poquito en mis brazos, y despedirnos por las vacaciones de agosto. Francisco Javier y yo las cogeremos más adelante pues en agosto aún hay mucha faena en el campo, aún no hace ni diez días, digo, y ya os echo de menos como si fueran años.
Cómo bendecimos a Dios, Francisco Javier y yo, por haberos puesto en nuestro camino. Desde luego nunca pudimos pensar que una amistad pudiera ser tan grande ni en tan poco tiempo. Y mira que tenemos amigos entrañables del pueblo, de la parroquia y del Grupo de Confirmación.
Algún día os dejaré leer mi Diario de esa época y etapa maravillosa de la vida, de mi vida plena en el amor de Dios y a Jesús, cuando nos fuimos preparando para recibir la Confirmación y para hacernos adultos en la fe y fuertes en el Señor Jesús.
No tanto “soldados de Cristo” cómo se dice para subrayar la disponibilidad, obediencia y valor del cristiano confirmada, confirmado en la fe, sino de discípulos y seguidores de la persona de Cristo y amantes y vivificados por su mensaje vivido. Si hermosos fueron esos días, los días de preparación al Matrimonio y sobre todo a recibir el Sacramento del Matrimonio, Alianza eterna con nuestro Dios, aunque la pareja muera, la Alianza permanecerá para siempre, esos días fueron maravillosos y formidables, porque descubrimos hasta la saciedad ese Cristo autor del bendito Sacramento, que es maravilloso y formidable. ¡Cristo es maravilloso! ¡Cristo es formidable!
Y luego estos meses de bendición en que cada semana hemos ansiado que fuera sábado, para veros y reunirnos tras la Misa en el Madroñal, con Don Matías, ¡ah cómo quiero a Don Matías! ¡Qué hombre más humano es y qué sacerdote más divino es! , un sábado sí y otro no, tratar todos los temas sobre el amor, que ha sido una delicia compartir con ustedes. (Bueno, vosotros-ustedes, para los peninsulares)
Pero lo que os quiero compartir en esta carta que volará por los espacios cibernéticos hasta vuestros ordenadores y vuestros correos, es el profundo sentimiento de mi corazón, las profundas ansias de mi alma y de mi cuerpo de ser madre que me invadió cuando tuve en mis brazos al pequeño Ignacio, junior.
¡Cómo bendije a Dios dándole gracias por haber bendecido a mis amigos queridos por el “niño que se les ha dado”! Os puedo asegurar que no sentí envidia alguna. Eran tantas mis ganas de bendecir a Dios y darle gracias por el regalo a mi queridísima Ana y a mi entrañable José Carlos que mi alma y mi ser estaba sólo llena de agradecimiento. Recordé el día en que tuve en mis brazos por primera vez a tu hijo, María, al tuyo hace tan poco, Isabel, o al primero de todos que fue tu hijita, mi querida Magdalena.
No os puedo negar porque os ocultaría algo de mis deseos que quiero compartir con vosotros que le pedía a Dios Padre, que me enviara el ángel de la fecundidad por medio de mi adorado Francisco Javier y de su amor fecundo y unitivo, para quedarme encinta, como se dice en el Evangelio que quedó María.
Y lo quiero compartir con todos vosotros porque deseo que cuando habléis con Dios Padre le digáis que se acuerde un poco de Francisco Javier y de Mónica que quieren en su “carne” compartir su Paternidad. Qué diga su palabra, aunque esta sea con minúscula, para que el verbo se haga carne en el vientre de Mónica, su hija, y habite entre nosotros, por la donación del amor de Francisco Javier, en su entrega corporal y en nuestra comunión carnal.
Os quiero muchísimo. Os echo e menos muchísimo. Estamos de trabajo hasta las pestañas, pero la cosecha ha sido hermosa y “como los lirios del campo” Dios la ha cuidado y hecho fecunda y productiva. Estamos muy contentos. Los dos graneros están llenos y la huerta está verde y preciosa con el agua del pozo y el riego. Cada fin de semana, los domingos abrimos nuestro puesto en San Mateo, en El Mercadillo, y nos ganamos el pan con el sudor de nuestra frente. Loado sea el Señor Jesús.
Un beso fuerte para todos, Mónica.

Ya Mónica os cuenta de todo. Creo que expresó en alto mis pensamientos y deseos cuando expresaba sus deseos y pensamientos. Ser padres. ¡Qué maravilla! Pero si Dios nos hace esperar será porque esta escribiendo en nuestras vidas su Voluntad. Y “nuestra comida debe ser haber la voluntad de nuestro Padre”.
Espero que esté mes pase pronto para volveros a ver, pero que dure mucho para que vuestras vacaciones sean largas y placenteras. Un abrazo fuerte, Francisco Javier.
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